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martes, 10 de julio de 2012

El sereno era espiritista


Antonio Rodríguez, el decano de los serenos madrileños en los años treinta.




Los serenos eran los señores de la noche, con un cierto aire policial y de cansancio por los sacrificados turnos interminables. En los años 30, en la euforia republicana, a un intrépido e inconformista periodista llamó la atención la vida de Antonio Rodríguez, el decano de los serenos de la capital de España.


Este búho urbano llevaba varias décadas de servicio y en sus declaraciones al redactor de La Estampa confesaba algo que acabaría incrustándose en el titular del reportaje: “Soy espiritista”.



Y comentaba su participación en muchas sesiones al tiempo que se vanagloriaba de conocer a uno de los expertos en la materia por aquel entonces, Emilio Carrere. Este comentario y su repercusión en el distinguido medio, demuestra que estos asuntos se tomaban con una cierta normalidad.


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